FUENTE: EL PAÍS
Los datos de remuneraciones de 2010 se han convertido en la mejor defensa para los trabajadores -y la peor opción para los empresarios- del modelo salarial que propugna Alemania. La retribución por asalariado cayó en el último semestre del año (un 0,25%) por primera vez al menos desde 1996 (año con estadísticas comparables). Ese hito en las cuentas de la economía española convivió con importantes ganancias de productividad que alcanzaron el 2% en ese mismo periodo. Las cifras sitúan a España en el extremo opuesto al de los modelos que vinculan los salarios a la productividad.
El consumo privado está tomando el relevo al público tras los recortes
La remuneración de asalariados, disponible en la información sobre el producto interior bruto (PIB) que publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE), se ve muy afectada por la rebaja de sueldo aplicada a los funcionarios desde junio del año pasado. Es decir, obedece más a decisiones políticas que empresariales. En cualquier caso, las cifras demuestran que los sueldos evolucionan de espaldas a la productividad, aunque la medición que ofrece el INE de este concepto tampoco es óptima, pues refleja básicamente una destrucción de empleo muy superior a la del PIB. La canciller alemana, Angela Merkel, ha propuesto a los países que ligan sus salarios a la inflación -España entre ellos- que suplanten ese modelo por otro con mayor protagonismo de la productividad. De aplicar ese patrón, la moderación salarial que persigue se vería ahora truncada, pues los trabajadores saldrían ganando.
Los datos de contabilidad nacional ofrecen alguna pista de adónde han ido esas ganancias de productividad. Los beneficios empresariales, recogidos en el dato de excedente de explotación, avanzaron un 4% en el último trimestre de 2010 tras casi un año de caídas modestas. "Si los salarios siguen cayendo se frenará el consumo y se retrasará la recuperación", criticó ayer UGT en un comunicado.
Tomada en su conjunto, la remuneración de asalariados ha sufrido un duro retroceso durante los tres años de crisis. La parte del PIB destinada a sueldos resulta hoy equiparable a la de principios de 2007, en plena bonanza económica.
Más allá de estas cifras, la información del INE confirma que la contracción económica prácticamente tocó suelo en 2010, con una caída media del 0,1% interanual. Esa décima, en cualquier caso, mantiene a España en el grupo de cinco países europeos que aún no se libran de los descensos, cuando el grueso de Europa ya crece a un ritmo aceptable. La economía española nunca había encadenado dos años de contracción económica, como ha ocurrido en 2009 y 2010, al menos desde que el INE ofrece estadísticas.
La variación intertrimestral permite aventurar que el fin de la contracción está cerca. El PIB avanzó un modesto 0,2% en el último trimestre del año respecto al anterior, tras el estancamiento registrado en el periodo veraniego. Si se compara con el año anterior, la mejora es del 0,6%. Esa evolución dio pie al secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, para esperar "crecimiento sostenidos de actividad en todo 2011", aunque admitió que la recuperación es "aún débil".
A la mejora de las cifras ha contribuido más la expansión exterior de España que su contribución interna. Las exportaciones avanzaron un robusto 10,5% interanual en el último tramo del año. Frente a ese mayor peso del sector exterior, la demanda interna (consumo e inversión) sigue restando a la economía, aunque algo menos.
El consumo está experimentando un cambio de patrón en los últimos coletazos de la crisis. El gasto de los hogares, que se retrajo de forma más temprana, está ahora tomando el relevo al consumo público, muy afectado por las políticas de austeridad. Las familias comienzan ya a gastar más, mientras las Administraciones hacen lo contrario, lo que frena el avance conjunto del consumo, que permaneció estancado
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